Querido hijo



En el Día Internacional de la Poesía


Querido hijo: 

Te pueden despojar de tu reputación, te pueden despojar de tu dinero, de tu auto, de tu imagen pública, de tu profesión. Te pueden dejar viviendo de la caridad. 

Pero de lo que nunca podrán despojarte es de quien eres en verdad, de tus cualidades, de tus talentos, y ¿por qué no? de tus defectos. Tampoco pueden quitarte el coraje para luchar, ni arrancarte la esperanza, ni sacarte el amor que sientes hacia otras personas, ni del tiempo y el cariño que dedicas a los demás. 

Lo que tú eres es intocable, no puede ser manoseado, nadie te lo puede quitar. 

No pueden arrancarte la ilusión del nacimiento de los gatitos, ni la risa tonta ante chistes que no tienen gracia, ni la habilidad para hacer el mejor puré de papa; no pueden quitarte las sensación de tus dedos en los míos, la hora de la lectura, las suculentas cociéndose bajo el sol de Cuaresma, ni el recuerdo de la persona querida que se marchó en primavera. 

No pueden quitarte lo que te hace ser quien eres, no pueden hacer desaparecer tu gusto por la música, tus cantos desentonados a todo pulmón o la danza solitaria sobre una silla de la cocina. No pueden desaparecer la luz que has traído a la vida de otros, cuando la alegría y el amor ya han sido vividos. 

Yo sé que no pueden. Y te pido, por favor, que nunca lo olvides. 

Te ama,


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