EL REGALO DE TU TIEMPO

Llegas a un punto de la vida en el que empiezas a valorar el tiempo de forma diferente. Cuando se es joven, como dice el lugar común, parece que el tiempo es eterno: todo es posible, el presente y la urgencia se imponen y al volver a ver atrás solamente hay una pequeña cola de huellas en la arena. 

Sin embargo, llega el día en que el tiempo dejó de estirarse para tomar cualquier forma posible y se empieza a ver desde otra perspectiva. Dice el trovador: "El tiempo, el implacable, el que pasó..." El tiempo pasa a convertirse en un bien preciado, en un regalo que agradeces con la premura de utilizarlo lo mejor posible. 

Cuando una persona pide ser escuchada, probablemente no se percata del especial favor que la otra le hace cuando dice: "Sí, tengo tiempo para escucharte" y se dedica enteramente a hacerlo.  Es un regalo que brinda y que no es suficientemente valorado.  

Cuando pienso en el tiempo, siempre pienso en la mejor forma de aprovecharlo para disfrutar la vida, para construir los sueños, para crear la belleza. ¡Cuánto tiempo bien aprovechado en soñar despierta, sin hacer absolutamente nada más que imaginar! 

El tiempo no es dinero, el tiempo es vida. Una vida en la que es necesario priorizar para ser feliz, priorizar para compartir con la gente que amas, priorizar para construir junto a la gente con la cual coincides en pensamientos y acciones. Un tiempo para viajar y ver paisajes nuevos o reconocer los ya conocidos, un tiempo para desear que la vida te arrastre en torbellino de gozo y te permita decir: yo jamás maté el tiempo. 

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